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Muy pronto, las aventuras de Dana y sus amigos continúan...

viernes, 28 de diciembre de 2012

Capítulo 4.


Capítulo 4
“Hay que escuchar a la cabeza, pero dejar hablar al corazón.”
Marguerite Yourcenar
Me levanté refunfuñona el domingo. El día anterior ya había estudiado y hecho los deberes por lo que tenía todo el día libre, por así decirlo.
Bajé a la cocina. Todo estaba en silencio; sabía de sobra que lo más prudente era no decir nada por ahora, ya que luego a mis padres se les iría pasando el enfado.
Terminé rápidamente de desayunar y fui a mi habitación. Cogí el móvil y busqué en mis contactos y por fin lo encontré: “Dani.” “Llamar.” “Pii, pii, pii.”
-          ¿Dígame?
-          Hola Dani, soy Dana.
-          ¿Dana?
-          Sí, nos conocimos ayer en la Discoteca Manzanares, ¿recuerdas?
-          ¡Ah sí! ¿Qué tal estás?
-          Bien. Verás te llamaba para ver si podías quedar, me caíste muy bien anoche.
-          Me encantaría.
-          ¿Qué tal si vamos a la cafetería del centro? Esa de un cartel verde y rojo con letras muy grandes en blanco.
-          Me suena, ¿alguna otra pista?
-          Mmm... Está al lado de una parada de autobús y al otro lado de la calle hay una pizzería.
-          Creo que sé cuál es. ¿Está rodeada de edificios altos y un parque con una fuente?
-          Sí, esa es.
-          Vale. ¿Nos vemos a las cinco allí?
-          Ok. Allí nos vemos, hasta luego.
-          Adiós.
Mientras tanto Adrián...

-          Cariño, ¿aquella chica te ha perdonado?
-          No, mamá.
-          Estuvo mal que la dejaras plantada.
-          ¡Yo no sabía que Noelia y yo teníamos que irnos!
-          Eso no es excusa, debes ser más responsable, hijo.
-          Aún así no creo que me perdone.
-          ¿No has pensado en que se haya sentido mal y haya creído que Noelia era tu novia?
-          ¡Es verdad! Qué tonto he sido. Debo explicarle que Noelia no es mi novia y la razón por la que teníamos que irnos.
-          ¿Todavía no le habías explicado el por qué?
-          Pues no.
-          ¿Y que le habías dicho?
-          Pues que Noelia y yo teníamos que irnos.
-          Ay, Adrián. Así no me extraña que se haya enfadado contigo, deberías quedar con ella y explicárselo en persona.
-          Lo haré, quedaré con ella esta misma tarde, voy a llamarla.
-          De acuerdo hijo.
Y mientras, en mi casa...

Mi móvil comenzó a sonar y lo cogí esperando que fuera Dani el que respondiera, pero no fue él.
-          Hola Dana – dijo una voz que me resultaba muy familiar.
-          Hola...Adrián. ¿Qué quieres?
-          Pedirte una vez más perdón por dejarte plantada.
-          Ya, ya, tú y Noelia os teníais que ir.
-          Pero Noelia no es mi novia.
-          ¿A no?
-          No.
-          Bu...bueno...tampoco he dicho que yo hubiera pensado que sí lo era.
-          No, que va.
-          Pues no...¿quién es entonces?
-          Mi hermana mayor.
-          ¡¿Qué?!
-          Pues sí. Pero quiero contarte todo invitándote a un café esta tarde.
Ya apenas le escuchaba, sabiendo que Noelia no era su novia yo todavía tenía oportunidades, ya me daban igual las razones por las que tuviera que marcharse con ella.
-          ¿Entonces vale?
-          Eh...sí, sí claro.
Colgué. Un momento, ¿a qué le había dicho yo que sí? Me quedé pensando: había dicho algo de un café, un parque, una cafetería del centro, sobre las cinco...
¡¿Pero qué había hecho?! Había quedado con Dani en el mismo sitio y a la misma hora.
¡Buff! Dani y Adrián, Adrián y Dani, Adriani, Daniadrián. ¿Quién elegir? ¿Con quién cancelar la cita? Con Dani quedé antes, pero Adrián tendrá que explicarme muchas cosas y así nos conoceríamos mejor aún. Pero...¿qué hago yo eligiendo entre uno de ellos? Está claro que Dani le conocía mucho menos. Entonces, ¿por qué pensaba constantemente en él como antes con Adrián?
Solo había una razón para explicarlo: Me había enamorado también de Dani.
¿Quieres saber cómo acaba?

domingo, 23 de diciembre de 2012

Dana nominado a "Blogs de Autor".

¡Hola! Este blog ha sido nominado a los Premios Bloggueros Literarios 2012, en la categoría de "Blogs de Autor", si os gusta Dana, podéis votar aquí dejando un comentario que diga "Voto por Dana, la novela".
¡Gracias!

viernes, 23 de noviembre de 2012

La portada

¿Qué os parece? ¿Qué cambiaríais? ¿Tenéis dudas de cómo se hizo o de dónde salió la idea...? ¡Preguntad lo que queráis!

sábado, 17 de noviembre de 2012

Capítulo 3


Capítulo 3
“Cuando se habla de estar enamorado como un loco se exagera; en general, se está enamorado como un tonto.”
- Noel Clarasó

Fui demasiado estúpida e inmadura. Me enamoro demasiado rápido.
Apenas un día con él y ya me parecía un chico guapísimo y amable. Y ahora le acababa de ver besando a otra chica. Estaba totalmente deprimida. Salí del taxi y escalé por la cuerda hasta llegar a mi habitación. Cerré la ventana, guardé la soga y me puse mi pijama de ositos, el que me pongo cuando estoy triste.
Cogí el teléfono y, como me sentía sola y necesitaba apoyo, llamé a Cristina.
— Hola, soy Dana.
— Hola, Dana.
— Escucha, sé que no nos conocemos apenas, pero ¿podríamos hablar un rato?
— Claro, te escucho.
— Y antes de nada, siento haberte dejado sola dos veces el otro día.
— Tranquila, no me importa, y ahora cuéntame.
— Pues mira. ¿Te acuerdas del chico ese llamado Adrián? Pues me fijé en él. Me parecía genial. Habíamos quedado esta noche, pero cuando volví del servicio le vi dándole un beso en la mejilla a otra chica.
— Jo, lo siento mucho, ahora ya sabes que sólo podéis ser amigos.
— Estoy muy triste. Me gustaba mucho, de verdad.
— Una cosa... ¿No se te ha ocurrido que a lo mejor no es su novia?
— ¿Quién sería si no? – pregunté intrigada.
— Bueno, teniendo en cuenta que has dicho que le dio un beso en la mejilla y no en la boca...podría ser cualquier familiar.
— No sé yo, Cris. La chica, que por cierto se llamaba Noelia, era bastante guapa. Con el pelo castaño, largo y liso, y unos ojos como esmeraldas.
— ¡Ahí hay otra! ¿No son los ojos de Adrián de color verde también? ¡Está claro que podrían ser perfectamente parientes!
— Bueno...tal vez sí. Ahora estoy mucho mejor, gracias Cris.
— No hay de qué, Dana. Por cierto, ¿sigues sin hacer nada por ahí?
— No, aquí estoy, en mi casa aburrida.
— ¿Por qué no te vienes a la discoteca de Manzanares?
— ¿A esa tan chula de la que tanto se habla?
— Sí. Mi hermana mayor va cada sábado que puede desde que la abrieron y le han regalado dos entradas, que luego me las ha dado a mí para que vaya con alguien.
— Me encantaría, pero ya me he escapado con Adrián, no sé si una segunda vez me va a salir bien.
— Como quieras, si al final te apetece, nos vemos allí.
— Vale.
Colgué satisfecha, Cristina había sido totalmente comprensiva, sabía escuchar.
Decidí preguntárselo a mis padres. Después de todo, no perdía nada.
— Hola mamá – comencé.
— ¿Qué pasa, cielo?
— Me ha llamado mi amiga Cristina y tiene dos entradas para la nueva discoteca en Manzanares.
— Qué bien.
— ¿Puedo ir con ella?
— No sé yo. Eres pequeña para ir a discotecas, y menos a esa, que según he oído; está llena de gente estrafalaria y borracha.
— Mamá, estaré bien. Iré con Cristina, me cojo el autobús hasta allí, y luego vuelvo.
— No, lo siento.
— ¡Por favor!
— No, y no pienso seguir discutiendo contigo sobre el tema.
— ¡Nunca me dejas hacer nada! En el otro instituto mis amigas ya salían a fiestas y tú seguías sin dejarme ir con ellas, y ahora que puedo empezar de nuevo y que no me conozcan como la niña a la que no la dejaban hacer nada, ¡tampoco me dejas!
— Pues no, no te dejo. Por mucho que insistas no pienso cambiar de opinión, y ni si te ocurra gritarme.
Me quedé callada unos segundos.
— ¿Por qué no? Dame una buena razón.
— Pues mira, sencillamente porque no quiero que estés con mala gente, que te da mala influencia.
— Mamá, no voy a cambiar porque un día vaya a una discoteca, lo prometo de verdad, no me pasará nada.
— Ay... Prométeme que no hablarás con desconocidos, y que no harás nada que sepas que a mí me parece mal.
— Te lo prometo – asentí.
— Entonces ve.
— ¡Mil gracias mamá! ¿A qué hora estoy de vuelta?
— A las doce como muchísimo, llévate las llaves de casa.
— Vale, me voy a vestir.
Subí a mi cuarto y me volví a poner la ropa anterior, guardé el pijama de ositos en un cajón y salí por la puerta.
Anduve por la calle hasta llegar a la parada. El autobús que me había recogido era muy viejo. Los asientos estaban en su mayor parte rotos, las barras totalmente oxidadas, las ventanas rayadas y olía mucho a humo.
Los pasajeros eran una chica joven gótica, un anciano con gafitas redondas, y un hombre con un gorro que le cubría toda la cabeza.
Me senté en un asiento de la primera fila y saqué el móvil para escuchar música.
Y por fin divisé un cartel luminoso que decía: “Discoteca Manzanares”.
Bajé del autobús y entré al local. La música sonaba a cien decibelios, los gigantescos altavoces vibraban por todos lados, las elegantes lámparas cambiaban de color la luz que emitían y la pista de baile rebosaba aquella noche de gente joven.
Me adentré entre el gentío y como no veía a Cristina por ninguna parte, decidí esperarla mientras tomaba algo.
— Una Fanta de naranja por favor – le dije al camarero.
— Aquí  tienes, guapa.
— Esto...- me ruboricé –. Gracias.
— ¿Es la primera vez que vienes a la Discoteca Manzanares?
— Sí – respondí mirando a mi bebida.
El chico en sí no era nada feo. Por el contrario, tenía el pelo muy oscuro, rizado y con unos ojos azules como el mar que destacaban maravillosamente en su rostro.
— ¿Cómo te llamas, guapa? – me dijo.
— Si no te importa, por favor, deja de llamarme “guapa”. Me llamo Dana.
— Vale gua...digo Dana, he terminado mi puesto. ¿Bailas?
— Estoy esperando a una amiga.
— ¿Cómo es? Tal vez sepa decirte si llegó aquí hace rato.
— Es alta, tiene los ojos castaños, el pelo negro muy oscuro y me pareció verle unas mechas moradas en el flequillo.
— ¿No es esa de ahí?
— ¡Cristina!
Fui hasta ella y la saludé.
Estuve bailando mucho a lo largo de la noche con Cristina en el centro de la más luminosa y gigantesca pista de baile hasta que llegó aquel chico de la barra:
— Oye Dana, antes te fuiste y al final no bailamos.
— ¿Conoces a Dani? – me preguntó Cristina extrañada.
— Sí. Más o menos. ¿Y tú de que le conoces?
— Es mi vecino de en frente, no sabía que trabajara aquí.
Se saludaron amigablemente.
— Bueno, Dana ¿bailas?
— Vale – dije finalmente.
Y tras mover un poco el esqueleto ante los últimos temas, llegó el turno de las canciones lentas.
“Y ahora, poneros por parejas y bailemos alguna balada” – había dicho el DJ con aire misterioso y voz grave.
Dani me dijo que si bailaba con él y como me había parecido, además de atractivo, muy simpático; accedí.
Estaba nerviosa. Bailaba pegada a un chico al que había conocido horas antes y pareció que él lo notó. “¿Te ocurre algo?” – me preguntó. “No” – respondí sencillamente; entonces no sé que hizo que me relajé totalmente y apoyé mi cabeza en su pecho. Por unas horas que me parecieron minutos, sentía una especie de brisa caliente en mi interior y mis pies se movían dulcemente al compás de la balada. Mas, aunque hubiera sido un momento tan especial, miré el reloj: “¡¿La una de la mañana ya?!”. ¿Pero cuándo habíamos empezado a bailar? ¡Las baladas duraban media hora y luego volvían a poner música electrónica!
Me acerqué a mi amiga Cris.
— ¡Cris me tengo que ir, es tardísimo! – dije con las mejillas encendidas – Por cierto, ¿a qué hora empezaron las baladas?
— Pues, creo que sobre las doce y media.
— Mis padres se enfadarán un montón. Me voy, hasta el lunes Cris.
Cuando iba a salir, Dani me cogió de la mano.
— ¡Espera Dana! Dame antes de irte tu número de teléfono para que estemos en contacto.
Hice lo que me pedía y salí por la puerta alejándome del alboroto.
— ¡Te llamaré, Dana! – fue lo último que oí de Dani antes de llegar a casa y escuchar la reprimenda más larga de la historia.
Estaba castigada sin ordenador, sin televisión, sin quedar...todo durante un mes.
No sé como se les pudo olvidar castigarme sin teléfono móvil, por lo que aún me quedaba una pizca de esperanza.
Sin embargo, tampoco estaba triste. Había conocido a un chico increíble en la discoteca, mucho mejor que ese tonto de Adrián.
Había conseguido distraerme y pasar página, todo por pedir un refresco de naranja...
Cerré la puerta de mi habitación, me puse el pijama y entonces mi móvil vibró.
Había recibido un mensaje que decía:
“Hola Dana, sigo sintiendo mucho lo de esta tarde, pero Noelia y yo nos teníamos que ir. Sigo esperando que aceptes mis disculpas y mi invitación al concierto del próximo sábado.
Un abrazo. Adrián.”
Otra vez con lo de “Noelia y yo nos teníamos ir”. Esa frase se había grabado a fuego en mi cabeza...y tal vez en el corazón. Pero no pensaba sufrir por él, ¡que se vaya con esa tonta de Noelia!
Eliminé el mensaje y me dormí profundamente pensando solamente en dos cosas:
Olvidarme por completo de Adrián y llamar al día siguiente a Dani.

jueves, 11 de octubre de 2012

Capítulo 2


Capítulo 2

“Las lágrimas más amargas que se derramarán sobre nuestra tumba serán las de las palabras no dichas y las de las obras inacabadas.”
- Harriet Beecher Stowe

“Ding-dong.” Sonó el timbre oxidado de mi casa. Me terminé de poner esos pantalones pitillo de un color azul intenso que me quedaban de maravilla. Me puse una camisa blanca, me recogí el pelo con un lápiz y me puse las converse negras: lista para hacer un trabajo con el chico más guapo del mundo.
— Hola Adrián.
— Hola Dana.
— Pasa, pasa.
Fuimos a mi habitación y comenzamos a sacar información, aunque en realidad no la utilizábamos, nuestros conocimientos eran suficientes para llenar un libro.
Conectamos nuestros IPods al ordenador y sacamos todo lo que teníamos de los Beatles. Después diseñamos cada diapositiva en PowerPoint sobre cada miembro, contamos su vida personal y profesional, luego la del grupo en general, cómo empezaron, sus grandes éxitos... Añadimos la música de fondo según concordaba con lo que se contaba; estaba claro que mientras hablábamos sobre cuando murió tal persona no íbamos a poner canciones marchosas y cuando pasaba algo bueno en su vida no poníamos música triste. Finalmente practicamos la exposición un par de veces, lo revisamos todo y lo dimos por fin por acabado.
— Ha sido el trabajo más divertido que he hecho – dijo él.
— Y yo, sacaremos muy buena nota.
— Oye, todavía es pronto, ¿por qué no vamos a dar un paseo?
— Emmm...yo...vale – dije algo incómoda, sin embargo, o él no lo estaba, o lo disimulaba de maravilla.
— Vale, pues vamos.
Fuimos hasta el parque de enfrente y estuvimos hablando y hablando. Jamás pensé que encontraría a alguien así. Era perfecto. De ojos verdes cual esmeralda, pelo revuelto castaño claro, piel morena, muy seguro de sí mismo, confiado, simpático... Y a los dos nos apasionaban los grupos antiguos. Ahora lo tenía que admitir, estaba completamente enamorada.
— Aparte de hablar de música, no sé nada de ti – me dijo.
— Ni yo de ti – respondí.
— Pregúntame lo que quieras – dijo con aire resultón.
— ¿Qué quieres ser de mayor?
— Médico.
— ¡Impresionante! ¿Así que irás el año que viene por ciencias?
— Sí. ¿Y tú?
— Quiero ser guionista de cine.
—Vaya, entonces irás por letras, así estaremos separados.
— ¿Qué?
— Nada, nada. ¿Cómo escaparás mañana por la noche?
— Pues no sé.
— Yo te puedo llevar en mi moto.
— ¿Tienes una?
— Sí. Un ciclomotor negro.
— Jaja, así que eres un chico malo ¿eh?
— No, no quiero dar esa imagen.
— Tranquilo, era una broma.
— Te viene bien... ¿a las ocho? Podríamos ir al museo, quizás luego dar un paseo e ir al concierto. ¿Te parece?
— De acuerdo. Intentaré salir por la ventana con una de las cuerdas de escalar de mi padre.
Al día siguiente
Eran las ocho en punto. Respiré hondo y até bien fuerte la cuerda de escalar al picaporte de la puerta de mi habitación, una vez lo hube comprobado, la lancé y comencé a bajar con precaución por ella. Cuidaba cada movimiento, cada acción y por fin mis pies tocaron tierra. El suelo de mi jardín para ser exactos. Adrián destacaba en mi calle llena de arbolitos verdes, flores y arbustos frondosos. Las farolas emanaban toda su luz hacia él e iluminaban simpáticamente sus ojos verdes.
Me monté tras él en la moto negra y me puse el casco naranja fosforito que había escogido para mí.
— Gracias, aunque si llega a tener lucecitas incorporadas ya me habrían pillado de sobra – ambos reímos.
La moto arrancó y me sentí genial al agarrarme a él. Notaba que estaba muy bien protegida.
Aparcamos sin dificultad a la entrada del museo y entramos entusiasmados.
— Voy al servicio un momentito – dije.
— De acuerdo, te espero aquí.
Pero al volver todo se derrumbó en mi mundo de fantasía.
Ahí estaba el guapo motero, con sus inconfundibles ojos verdes, su tono de voz relajado y confiado y sus dientes perfectos. Pero no estaba como yo deseaba encontrarle: con las manos en los bolsillos admirando fotografías inéditas; sino dándole un beso en la mejilla a una chica alta y castaña de ojos verdes y que llevaba un vestido negro con un cinturón rojo. Era tan ajustado y corto que pensaba que iba a explotar de un momento a otro.
— Hola, espero no interrumpir.
— Oh, em... hola Dana. Esta es Noelia, Noelia, está es Dana.
— Encantada, Dana. ¿Así que tú eres esa tan buena amiga de la que me ha hablado Adrián?
— Sí, esa soy yo...una...amiga.
— Bueno Adrián, nos tenemos que ir – Soltó Noelia de sopetón.
— Lo siento Dana, no sabría que Noelia me necesitaría esta noche, me temo que habrá que cancelar lo del concierto.
“Sí, claro que le necesitas, para que puedas besuquearlo todo lo que quieras sin que la amiga pesada de Adrián esté delante.” – pensé furiosa y deprimida a la vez.
— No importa – dije con los ojos rojos. Me sentía estúpida.
— Pero deja que te lleve a casa en mi moto, sería lo menos que podría hacer.
— ¿Y yo qué? – dijo Noelia.
— Es verdad, solo pueden montar dos personas, pues lo siento una vez más Dana, sin embargo, hemos podido ver el museo ¿no?
— Sí...el museo.
— Pero, ¿cómo irás a tu casa?
— No sé.
— Llama a tus padres.
— Sí, claro. Les digo que vengan a recogerme al quinto pino, que acabo de salir del museo de los Beatles y luego me iba a ir a dar un paseo e ir a un concierto con un motero. Y todo eso a sus espaldas. ¿Estás tonto o qué?
— Ey, no le faltes el respeto ¿eh? – me dijo Noelia.
— Déjame en paz chorizo, me temo que te has apretado demasiado el vestido y te ha afectado al cerebro.
— ¿Perdona? ¿Pero yo qué te he hecho a ti niñata?
— Chicas, dejadlo ya. Noelia, vete poniendo el casco – sí, se puso el casco fosforito que había preparado para MÍ – y Dana, no sé por qué te comportas así, ella no te ha hecho nada.
Me costaba admitir que así era, así que me limité a mantener una postura fría y seria.
— En fin, si te apetece, la gira de los grupos antiguos continúa hasta la semana que viene. Si quieres, podemos ir el próximo sábado.
¿Pero cómo se atrevía a decirme eso cuando estaba saliendo con otra chica a la vez?
— Déjalo, Adrián; y gracias por dejarme plantada. Vete con Noelia al concierto del sábado si quieres.
— Pero es que yo quiero ir contigo.
Por desgracia esas palabras no provocaron el efecto que tuvieron aquella otra noche, me di la vuelta indignada y pedí un taxi que me llevara a casa.

domingo, 7 de octubre de 2012

Personajes #1: Dana


Nombre: Dana
Edad: 15
Descripción física: Cabello largo, castaño y ondulado. Ojos marrones, de mediana estatura y delgada.
Descripción psicológica: Enamoradiza, dramática, sensible, tímida pero decidida, amistosa, amable.
En el libro: La protagonista. Conoce a varios chicos y su corazón no se decide. También conocerá a chicas que le cambiarán la vida... tanto para bien, como para mal.
Una frase: "A mí la perfección ni se me acerca."

domingo, 23 de septiembre de 2012

Capítulo 1.


Capítulo 1
La peor prisión es un corazón cerrado”
- Juan Pablo II
Me levanté demasiado tarde. Supongo que los nervios del primer día de clase me habían hecho sentirme más cansada. Me vestí a toda prisa intentando a la vez comprobar que mi ropa deslumbraba. Bajé a la cocina, mi padre estaba nervioso, pues llegaba tarde a una reunión muy importante y me tuve que ir andando por primera vez sola al instituto. No estaba tranquila por dos cosas: la primera, que el instituto era nuevo y no conocía a nadie y la segunda, las noticias de ayer. Informaban de que habían secuestrado a una chica de quince años (como yo) mientras caminaba por la calle. Procuré mantenerme alejada de la carretera y meterme entre el gentío. Esto último no fue buena idea, tropecé dentro del tumulto y todo el mundo me ignoró. Bueno, menos una chica.
-         Hola – dije – Gracias, por la ayuda. Los demás apenas se han preocupado por mí – dije intentando parecer lo más simpática posible.
-         De nada – dijo ella con una gran sonrisa – Me llamo Cristina, pero llámame Cris.
-         Encantada, yo soy Dana.
-         ¿Tú a dónde vas?
-         Voy al instituto Ágata, ese edificio de allí. Soy nueva.
-         ¡Yo también! ¡Qué guay! Pensaba que sería súper difícil hacer nuevas amigas, pero...ya tengo una ¿no?
Admiraba el desparpajo y el descaro de mi nueva compañera de clase, Cristina, y no me negué a dejarle claro que yo también la tomaba como mi primera amiga.
Fuimos juntas el resto del camino y charlamos animadamente. Por fin estábamos frente a la gran puerta llamativa de color rojo. Pasamos decididas y preguntamos a dos profesoras que hablaban en el pasillo. Una era muy fea y la otra era bastante guapa.
-         ¿Qué necesitáis chicas? – preguntó la profesora fea colocándose sus pequeñas gafas en la nariz.
-         Espero que sea algo importante, porque nos habéis interrumpido – dijo la guapa.
Al menos ya sabíamos que el aspecto no tenía que ver en las personalidades de cada una.
-         Somos nuevas – empezó Cristina.
-         Y no sabemos cómo ir a nuestra clase – terminé.
-         ¿Qué aula es? – dijo la fea.
-         El mío es el de cuarto C.
-         Lo mismo digo.
-         Seguid este pasillo hasta el fondo y veréis unas escaleras. Subidlas y meteros por el pasillo de la izquierda, veréis cuatro puertas, la primera empezando por la derecha es la de los baños, la segunda es la clase A, la tercera la B y  la última es la vuestra, la C. ¿Habéis entendido?
-         Sí, muchas gracias.
Seguimos las indicaciones y nos metimos en el aula. La profesora o profesor todavía no había llegado así que mientras tanto, Cristina y yo intentamos entablar amistad con la gente. Me fui presentando a toda la persona que veía: “Hola, soy Dana” y él o ella respondía: “Hola, yo soy...”
La misma operación se repitió varias veces hasta que solo quedaba una persona con la que no había hablado, levanté la mirada, me llené de confianza y avancé hacia el chico de la esquina.
-         Hola, soy Dana.
-         ¿Qué tal? Yo soy Adrián. ¿Eres nueva?
-         Sí. Esto... ¡Vaya! Mola tu camiseta – dije señalándola. Era moderna, de color negro y amarillo; de los Beatles.
-         Gracias. Me la compré en un mercadillo. La tuya también mola.
-         Gracias – me sonrojé mirando mi camiseta de los Rolling Stones como si nunca la hubiera visto en mi armario – ni siquiera me había dado cuenta de que la llevaba, tenía prisa y cogí lo primero que pillé.
-         ¿Te gustan estos grupos?
-         Pues...me da un poco de corte admitirlo, pero sí. Mucho más que la música que suena en la radio. Siempre que puedo, les cojo a mis padres sus discos antiguos y me paso horas escuchándolos.
-         No es ninguna tontería, comparto tu misma opinión. Los grupos y cantantes antiguos son la bomba.
-         ¿En serio? ¡Nunca había conocido a nadie como tú! – al ver su cara comprendí que había utilizado una expresión demasiado cursi, que había oído en una película romántica la noche anterior.
-         Bueno, bueno, sentaros ya – dijo la profesora - Yo soy Marisa, vuestra tutora y maestra de música. Veo que estáis todos – dijo mientras contemplaba la clase y luego miraba unas hojas - os voy a sentar tal y como dice la lista así que levantaros todos, por favor.
Me puse nerviosa, yo solo quería estar sentada al lado de Cris o...posiblemente...de ese chico tan majo llamado Adrián.
-         Cristina Martínez con Mina Amapola. Alejandro Moreno con Laura Amuleto. Dana García con Adrián Damasco.
No sé por qué pero me invadió un gran sentimiento de felicidad, prevenía el comienzo de una gran amistad entre los dos...
¡Pero qué digo! No, no estoy enamorada ¡si acabamos de conocernos! Pero no podía negar mis sentimientos. Después de todo tal vez mi madre tenía razón al decir que era demasiado enamoradiza. Borré esos pensamientos de mi mente e intenté centrarme. Me senté a su lado y sacamos los libros.
-         Bueno, hoy hablaremos de grupos que hicieron historia y sobre esto haréis un trabajo.
Tras explicarnos toda la vida de los Rolling Stones, Elvis Presley, Los Beatles... nos indicó las pautas del trabajo:
-         El trabajo será en parejas – noté la fugaz mirada de dos personas hacia mí. Una de ellas a mi lado. Me giré para mi lado y miré embobada esos preciosos ojos verdes de Adrián.
-         ¿Hacemos el trabajo juntos? – propuso.
-         Vale. ¿Cuándo quedamos? – pregunté.
-         ¿Este viernes te parece bien?
-         Sí. Si quieres lo podemos hacer en mi casa.
-         De acuerdo – Concluyó.
Salimos al recreo y no me di cuenta de que había dejado sola a mi nueva amiga Cristina.
-         Perdona, estaba hablando con él – dije señalando a Adrián que se había quedado a unos pasos de mí mientras hablaba con unos amigos suyos.
-          Ya. También he visto que vas a hacer el trabajo de los grupos musicales con él.
-         ¿Te importa?
-         No, tranquila.
-         Dana... – miré hacia atrás y allí estaban de nuevo esos profundos ojos verdes.
-         Hola Adrián.
Sin darme cuenta había dejado de nuevo a Cristina olvidada en el cajón de los recuerdos.
-         ¿De qué grupo hablaremos en el trabajo? – me preguntó el chico con aire misterioso.
-         Pues no sé... Bueno, siempre he tenido un grupo favorito.
-         Yo también, a ver si coincidimos. ¿Cuál es el tuyo?
-         Los Beatles.
-         ¿En serio? ¡Los míos también! No sabría decirte por qué. Su música es alucinante.
-         OK. Por cierto, ¿tú crees en eso que dicen de que Paul...?
Estuvimos hablando y hablando durante todo el recreo. Quedamos para comer juntos y seguimos hablando de música. Nos escondimos y sacamos el móvil para escuchar “Yellow Submarine”, nos saltamos literatura y fuimos a escondidas a una conferencia en el salón de actos sobre grupos que hicieron historia...
Fue un día genial. Y sonó la campana al final de la clase de filosofía, nos despedimos ansiosos de vernos al día siguiente y de llegar a nuestras viviendas y chatear durante horas.
Llegué a mi preciosa casa de muy buen humor tras un día tan reluciente. Me hice un bocadillo y subí a mi habitación para estudiar, pues cuanto antes acabara, antes podrían entrar en el MSN y chatear con Adrián. Y mientras estudiaba la teoría de Arquímedes me acordé de reservar una entrada para el concierto en memoria a los músicos a los que tanto admiraba, hice lo dicho, y continué con mis estudios.
De pronto, sonó el teléfono.
-         Dana, es para ti, un tal Adrián.
-         ¿Diga?
-         Hola, Dana. ¿Cómo estás?
-         Muy bien ¿y tú?
-         Bien. Bueno, genial. Me acabo de enterar de una cosa y tenía que llamarte enseguida. Verás, pasado mañana, el sábado por la noche, a las diez hay un concierto en memoria a músicos como Bob Dylan, James Brown y... ¡Los Beatles!
-         ¡Lo sé! Acabo de reservarme una entrada para ir.
-         ¡Genial! Y eso no es todo, antes del concierto, está abierta la entrada a todo el mundo a un museo sobre los Beatles. Sus secretos, sus comienzos, su mejor música... ¿A que pinta bien?
-         Ya te digo; de eso no me había enterado...
-         Y... ¿querrías venirte conmigo el sábado al museo y luego al concierto?
-         ¡Claro! Me encantaría – dije toda entusiasmada.
-         Vale, pues...
-         Espera. Mis padres no me dejarán ir a un concierto de noche con un chico, lo siento.
-         Bueno...podrías hacer una excepción. Nos lo pasaremos bien.
-         No sé yo, búscate mejor a otro acompañante.
-         Es que yo quiero ir contigo.
Y al oír aquellas naturales y profundas palabras, le dije que sí y mi corazón se preparó, pues se avecinaban buenas vibraciones en esta amistad...

sábado, 15 de septiembre de 2012

Difundamos Dana: PLAN 2.

Bueno, el plan de los sobres, varias personas me dijeron que lo iban a hacer, y se lo agradezco muchísimo, todas vosotras me estáis ayudando muchísimo :)
Os cuento el Plan 2:
¿En qué consiste? Esto va a ser publicidad pura y dura, pero os lo explico detalladamente:
Hay diferentes formas de publicitar Dana, tú eliges de qué manera quieres ayudar:
Opción 1: Una entrada en tu blog/página web mencionando el libro y diciendo dónde se vende. Esta es la más sencilla, sólo dices el nombre del libro y el enlace a la páginas de amazon donde se vende en papel y ebook: (Papel: http://www.amazon.es/Dana1MarinaRedondoC%C3%B3rdoba/dp/1479167495/ref=sr_1_1?ie=UTF8&qid=1347724598&sr=8-1) (Ebook: http://www.amazon.es/Dana-ebook/dp/B0097A2FEI/ref=sr_1_2?ie=UTF8&qid=1347724598&sr=8-2)
Opción 2: La opción anterior,  pero también poniendo una imagen de la portada y además el enlace al blog de la novela.(danalanovela.blogspot.com).
Opción 3: Las dos opciones anteriores, más un banner (una pequeña imagen) en tu blog permanentemente (da igual el sitio en el que esté, arriba, abajo, en una esquina...) y diciéndolo en twitter mencionándome para comprobarlo (@marinarc98).
Opción 4: Por último, puedes coger la primera y la segunda opción más un banner permanente en tu blog.
En el formulario que tendrás que completar para participar tendrás que elegir de qué manera publicitas Dana en tu blog, y por supuesto, dependiendo de la publicidad que cada persona haga al libro, habrá un tipo u otro de publicidad.
Publicidad por publicidad: 
Si haces la opción 1, nombraré tu blog, tu página, o lo que quieras que anuncie en mis próximas 10 entradas.
Si haces la opción 2, haré una entrada única para nombrar a 5 blogs/páginas/lo que quieras anunciar, incluyendo una imagen, una vez a la semana durante un mes.
Si haces la opción 3, pondré el banner de tu página en el lateral de mi blog, concretamente debajo del buscador durante un mes y también lo de la opción 2.
Si haces la opción 4, pondré el banner de tu página en el lateral de mi blog, concretamente debajo del buscador durante dos semanas.

Todo esto podría variar si se empezara a apuntar mucha o poca gente, depende. Pero si estas normas sufrieran cambios, lo anunciaría inmediatamente.
Puedes publicitar lo que quieras, tu blog, tu página, tu empresa (?), tu twitter, tu... ¡lo que quieras!
Este sería el banner para ponerlo en tu blog:

 
Y por último, el formulario a rellenar, recuerda que antes tienes que haber publicitado Dana en la opción que prefieras, y luego ya completas el formulario:

domingo, 9 de septiembre de 2012

Sinopsis

Su aliado es un enamoradizo corazón, no sabe qué camino tomar y su único objetivo es encontrar el amor verdadero, pero este se le resiste...
¿Esmeralda, mar o los rayos del sol? Rodeada de sus amigas... y enemigas, Dana, una tímida chica de quince años, tendrá que aventurarse en la más extraordinaria aventura de la vida: los sentimientos.

miércoles, 15 de agosto de 2012

¡Bienvenido!

¡Bienvenido! Esta es la página web oficial de la novela "Dana".
Dentro de poco, capítulos, imágenes, noticias, música y más.

La autora, Marina Redondo.